Si eres de los que no pueden vivir sin una taza de café al día, esta receta te va a conquistar. Imagina una tarta fría, con textura suave y cremosa, un sabor profundo a café y sin necesidad de encender el horno. Esta Tarta Cremosa de Café sin Horno es perfecta para cualquier ocasión: desde una comida familiar hasta una merienda elegante o un postre especial para sorprender.
Lo mejor de todo es que no necesitas ser un experto en repostería para prepararla. Con ingredientes básicos, un poco de organización y refrigeración, tendrás un postre delicioso, con sabor a café y una textura que se derrite en la boca.
Por qué te encantará esta receta
1. Sabor intenso y equilibrado
La combinación de café, leche condensada y nata montada da como resultado una mezcla cremosa, dulce y con ese punto de amargor característico del café que tanto gusta. No es empalagosa, ni demasiado amarga: es justo lo que un amante del café espera de un postre.
2. Sin horno, sin complicaciones
No necesitas horno, ni baño maría, ni técnicas avanzadas. Esta tarta es perfecta para quienes buscan recetas rápidas y efectivas. Solo necesitas refrigerar y dejar que la gelatina haga su magia.
3. Textura suave y cremosa
Gracias a la nata montada y la leche condensada, el relleno queda con una textura ligera pero firme. Es cremosa al paladar, se corta perfectamente y mantiene su forma al servir.
4. Ideal para preparar con antelación
Puedes dejarla lista con varias horas de anticipación o incluso el día anterior. Eso la convierte en una excelente opción para reuniones, fiestas o cuando tienes invitados.
Ingredientes
Esta receta está pensada para un molde desmontable de unos 20-22 cm de diámetro. Si usas uno más grande, puedes duplicar las cantidades del relleno para que quede una tarta alta y generosa.
Para la base:
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200 g de galletas tipo María
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100 g de mantequilla derretida
Para el relleno:
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4 cucharadas de café instantáneo
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20 ml de leche caliente
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400 ml de nata para montar (mínimo 35% materia grasa)
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1 lata de leche condensada (aproximadamente 397 g)
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2 cucharaditas de gelatina sin sabor (hidratada en 4 cucharadas de agua)
Para decorar (opcional):
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Virutas de chocolate
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Cacao en polvo
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Granos de café tostado
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Crema batida
Consejo: si deseas un sabor más intenso, puedes usar café soluble tipo espresso o añadir una cucharadita extra.
Instrucciones paso a paso
Paso 1: Preparar la base
Tritura las galletas tipo María hasta que queden como polvo. Puedes hacerlo con una procesadora o metiéndolas en una bolsa y machacándolas con un rodillo. Añade la mantequilla derretida y mezcla bien hasta obtener una textura húmeda y arenosa.
Coloca la mezcla en el fondo de un molde desmontable. Presiona bien con una cuchara o el fondo de un vaso para que quede compacta. Lleva al refrigerador durante al menos 15 minutos para que se endurezca.
Paso 2: Preparar el café
Disuelve las 4 cucharadas de café instantáneo en los 20 ml de leche caliente. Remueve bien hasta que no queden grumos. Deja enfriar a temperatura ambiente mientras preparas el resto del relleno.
Paso 3: Batir la nata
En un bol grande, bate la nata muy fría hasta que esté firme. Es importante que tanto la nata como los utensilios estén bien fríos para que monte correctamente. Puedes colocar el bol y las varillas en el congelador unos minutos antes.
Cuando la nata esté montada, añade la leche condensada en forma de hilo, sin dejar de batir a velocidad baja.
Paso 4: Incorporar el café y la gelatina
Añade el café disuelto (ya frío) a la mezcla anterior y bate suavemente hasta integrar todo.
Aparte, hidrata las dos cucharaditas de gelatina sin sabor en cuatro cucharadas de agua fría. Deja reposar 5 minutos y luego caliéntala unos segundos en el microondas hasta que se disuelva por completo (no debe hervir). Una vez líquida, incorpórala a la mezcla de café y nata.
Remueve todo con movimientos suaves y envolventes hasta que quede homogéneo.
Paso 5: Montar la tarta
Vierte la mezcla sobre la base de galletas que tenías en el refrigerador. Alisa la superficie con una espátula o cuchara.
Lleva la tarta al refrigerador durante un mínimo de 4 horas. Si puedes dejarla toda la noche, mejor. Cuanto más tiempo repose, más firme quedará.
Consejos para servir y almacenar
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Decoración sencilla: espolvorea cacao en polvo antes de servir o coloca unas virutas de chocolate y unos granos de café para darle un toque más gourmet.
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Textura perfecta: para que quede más aireada, puedes añadir el café y la gelatina justo después de montar la nata, batiendo lo mínimo necesario para integrar.
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Conservación: la tarta puede mantenerse en la nevera por hasta 4 días. Tápala bien con film para que no absorba olores.
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Congelación: no se recomienda congelar porque la nata podría separarse al descongelarse.
Notas útiles
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Si prefieres un postre más suave, puedes reducir el café a 3 cucharadas.
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También puedes usar galletas de chocolate o integrales en la base para variar el sabor.
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Si no tienes gelatina sin sabor, puedes usar 4 hojas de gelatina neutra (previamente hidratadas y disueltas).
Preguntas frecuentes
¿Puedo usar otro tipo de café?
Sí. Aunque esta receta está pensada con café instantáneo por su rapidez y concentración, puedes preparar un café fuerte y reducirlo para obtener el mismo volumen. Solo asegúrate de dejarlo enfriar antes de añadirlo.
¿Es necesario usar gelatina?
Sí, la gelatina es clave para que la tarta cuaje correctamente y mantenga su forma al desmoldar. Sin ella, quedaría como una mousse muy blanda.
¿Puedo usar nata vegetal?
Sí, puedes usar nata vegetal para montar si prefieres una versión sin lactosa o vegana. Solo asegúrate de que monte bien y que el sabor combine con el café.
¿Qué pasa si uso leche normal en vez de condensada?
No obtendrás el mismo resultado. La leche condensada no solo aporta dulzor, sino también una textura densa y cremosa fundamental para esta receta. Si no la tienes, podrías usar leche evaporada con azúcar, pero cambiaría el sabor.
Conclusión
La Tarta Cremosa de Café sin Horno es una receta perfecta para disfrutar del café de una forma diferente y deliciosa. Su sabor equilibrado, su textura sedosa y su facilidad de preparación la convierten en una opción ideal para quienes aman los postres con personalidad. No necesitas ser chef, ni tener mucho tiempo ni experiencia: solo ganas de cocinar y compartir algo especial.
Si buscas una receta práctica, elegante y con ese toque de café que tanto gusta, esta es la tarta perfecta. Ideal para cualquier estación del año, para celebraciones o simplemente para darte un capricho.